"El coraje no es la ausencia de miedo, sino la apreciación de que hay algo más que es más importante que el miedo"*
Cuando mi hermano y yo aún vivíamos en la casa de mis papas, él tenía la costumbre de hacerme preguntas trágicas de posibles cosas que me podían suceder ¿qué pasaría si mami y papi se mueren? ¿Qué pasaría si nos chocamos y te morís? Y así me hizo ese tipo de preguntas en muchas ocasiones hasta que un día, él me cuenta que, le respondí que lo que él me estaba preguntando aún no me podía pasar porque Dios tenía promesas pendientes que cumplir en mi vida (insertar el meme del títere mono que está viendo hacia otro lado ja ja ja)*.
Creo que de una forma u otra todos nos enfrentamos a ese tipo de preguntas, que, en el fondo, reflejan temores en nuestro corazón. ¿Qué pasaría si fracaso? ¿Qué pasaría si me equivoco con ésta decisión? ¿Qué pasaría si me quedo solo para toda la vida? ¿Qué pasaría si me muero de una enfermedad terminal? ¿Qué pasaría si no consigo el trabajo? ¿Qué pasaría si me rechazan? ¿Qué pasaría si empiezo y no soy lo suficientemente disciplinado para terminarlo? ¿Qué pasaría si me malinterpretan? ¿Qué pasaría si mis papás se separan? ¿Qué pasaría si...?
Los temores pueden ser acerca de cosas grandes y profundas o pequeñas y superficiales, pero tienen algo en común, y es que algunos son acerca de cosas que no podemos controlar mientras que otros son de cosas sobre las que sí tenemos control. En cualquiera de los dos casos, muchas veces podemos llegar a un punto -si lo permitimos- donde esos temores nos generan ansiedad, nublan nuestra perspectiva y nos hacen perder la noción de la presencia de Dios y de lo que Él nos ha dicho, dejándonos inmovilizados.
"O expulsas el miedo de tu corazón o te mantendrá alejado de los lugares que Dios ha preparado para ti"*.
Mi hermano me regaló un libro para curarme del trauma de sus preguntas (son bromas). Pero sí me regaló un libro que se llama Crash the chatterbox: hearing God's voice above all others y aprendí una estrategia para salir del ciclo del temor. Lo primero consiste en identificar el "qué pasaría si..." al que nos enfrentamos en un momento determinado y establecer qué es lo que nos genera miedo. Lo segundo es admitir que si lo peor imaginable nos pasara "eso sería" algo muy duro, desgarrador, vergonzoso, (tu dilo). Y con eso, entonces podemos reconocer que incluso en lo peor que nos pudiera pasar en la vida Dios estará allí para ayudarnos "Dios lo hará".
"No le digas a Dios cuán grande es tu temor, dile a tu temor cuán grande es tu Dios".
El temor y la fe son cuestión de enfoque y perspectiva. Las veces en las que he sentido que estoy siendo derrotada por el temor es cuando quito la mirada del lugar correcto –como Pedro cuando iba caminando en el agua hacia Jesús (Mateo 14:29-31 TPT)–: "Ven y únete a mí", Jesús respondió. Entonces Pedro salió al agua y comenzó a caminar hacia Jesús. Pero cuando se dio cuenta de lo altas que estaban las olas, se asustó y comenzó a hundirse. "¡Sálvame, Señor!" Él gritó. Jesús inmediatamente extendió su mano y lo levantó y dijo: “¡Qué poca fe tienes! ¿Por qué dejarías que la duda ganara?
Me conmueve la pregunta de Jesús "¿por qué dejarías que la duda ganara?" Es como si en otras palabras hubiese dicho "¿por qué temes y te dejas dominar por ello? ¿No sabes que quien está contigo y en quién confías te ama y es superior a las grandes olas?" Sé que hay cosas aterradoras en esta vida, que es posible que atravesemos situaciones que preferiríamos evitar, y que no vamos a entender todo lo que nos pase mientras estemos vivos. Pero también sé que tenemos un Dios bueno y fiel, que es más grande y fuerte que cualquier cosa que enfrentemos, que nada se sale de su control y que prometió que estaría con nosotros siempre.
Así que mientras tanto, un día a la vez, un paso de fe tras otro, trabajemos en las cosas sobre las que sí tenemos control –nuestra actitud, la decisión de en qué enfocarnos y a quién creerle y en las acciones que sí podemos tomar– y pidamos a Dios que nos ayude, y que se haga cargo de aquellas cosas que no podemos controlar.
Franklin D. Roosevelt
Aclaro que mi hermano es un excelente hermano mayor (ja ja ja) pero siempre le ha gustado hacer preguntas.
Steven Furtick
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